La felicidad no siempre equivale a bienestar. Así lo revela un estudio comparativo realizado por la doctora Beatriz Adriana Corona Figueroa, quien analizó la relación entre regulación emocional y autoconcepto en jóvenes universitarios de España, Francia, México y Colombia.
De acuerdo con la especialista, el bienestar psicológico depende en gran medida de la capacidad de las personas para regular sus emociones y de la percepción que tienen de sí mismas. La regulación emocional implica gestionar las emociones sin reprimirlas, mientras que el autoconcepto define la imagen personal en términos de valor, logro y propósito.
Su investigación surgió a partir de una conferencia impartida en el marco de las Jornadas sobre el Bienestar Psicológico, organizadas por la Universidad Autónoma de Guadalajara.
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¿Qué reveló el estudio sobre la felicidad y la salud mental?
Durante su estancia académica en la Universidad de Santiago de Compostela, España, la investigadora comparó cómo las diferencias culturales influyen en la salud mental de los jóvenes. Descubrió que el bienestar es un concepto subjetivo y que, aunque en América Latina existe una percepción de mayor felicidad que en Europa, esto no necesariamente se traduce en una vida emocional más estable.
“Ser más felices no significa estar mejor”, advirtió la especialista, al subrayar que la falta de equilibrio estructural y físico sigue siendo un reto en la región.
El estudio distinguió dos tipos de estrategias de regulación emocional. Las adaptativas —como la aceptación, el pensamiento positivo o la reevaluación de los problemas— promueven el bienestar y fortalecen las relaciones interpersonales. En cambio, las no adaptativas —como la autocrítica o la culpa— tienden a deteriorar la salud mental
La doctora Corona también analizó el autoconcepto en sus distintas dimensiones: académica, física, social y ética. Identificó que la forma en que los estudiantes se perciben influye directamente en su capacidad para adaptarse a nuevos entornos, así como en su estabilidad emocionaal.
Como resultado, desarrolló un seminario de intervención enfocado en promover estrategias de regulación emocional cognitiva, orientadas a mejorar el bienestar psicológico mediante la aceptación, el pensamiento constructivo y la relativización de los problemas.
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La conclusión más contundente del estudio apunta a que el bienestar debe entenderse como una experiencia integral que combine salud emocional, estabilidad física y condiciones estructurales adecuadas. En palabras de la investigadora, el reto es lograr que la felicidad deje de ser solo una percepción y se convierta en una realidad sostenible.
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