Los camellos son auténticos campeones de la adaptación. Su joroba almacena grasa (no agua) que les sirve como reserva de energía. Además, pueden soportar temperaturas extremas y pasar días sin beber agua. Sus párpados dobles, orificios nasales que se cierran y patas acolchonadas los protegen de la arena y el sol. En regiones áridas, son considerados vehículos perfectos, capaces de cargar hasta 300 kilos y recorrer decenas de kilómetros. Su fisiología es tan eficiente que siguen siendo vitales en muchas comunidades nómadas.

¡Un verdadero milagro de la naturaleza evolutiva!