Imagina al primer europeo que, en 1799, vio el dibujo de un ornitorrinco: pensó que era una broma. Los naturalistas creyeron que alguien había cosido partes de distintos animales como una farsa exótica. Pero no, el ornitorrinco es real, único y desconcertante. Habita en los ríos de Australia, se desliza silencioso bajo el agua y es tan extraño que parece sacado de una novela de ciencia ficción. A más de dos siglos de su descubrimiento, los expertos aún se asombran con cada nuevo dato sobre esta criatura.
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¿Por qué un mamífero pone huevos?
El ornitorrinco es uno de los pocos mamíferos que no da a luz, sino que pone huevos. Esta característica lo conecta con sus ancestros más antiguos, los monotremas, una rama evolutiva que se separó antes de que los demás mamíferos existieran. La hembra incuba los huevos durante unos 10 días en una madriguera sellada con barro, y luego alimenta a sus crías con leche… pero sin pezones. La leche sale por los poros de su piel.
¿Cómo puede ver sin ojos ni oídos abiertos?
Cuando se sumerge, el ornitorrinco cierra ojos, nariz y oídos. ¿Cómo caza entonces? Con un sexto sentido asombroso: la electrorrecepción. Su pico es un sofisticado sensor capaz de detectar los campos eléctricos de los músculos de sus presas. Así, en total oscuridad, localiza y atrapa a sus víctimas con precisión quirúrgica.
¿Realmente tiene un aguijón venenoso?
Sí, y es más peligroso de lo que parece. El macho tiene un espolón en las patas traseras que libera veneno en época de apareamiento. Aunque no es mortal para los humanos, provoca un dolor tan intenso que ni la morfina alivia. Es un recordatorio de que, aunque adorable, el ornitorrinco es un animal salvaje y sorprendentemente letal.
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¡Pero mira que pachoncito! Estos son los animales que aman los abrazos