Antes de ser clásicos animados llenos de magia, los cuentos que inspiraron a Disney eran relatos crueles, diseñados para asustar y enseñar lecciones morales a los niños de otras épocas. Escritores como los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen no pensaban en “felices por siempre”, sino en advertencias sobre la avaricia, el engaño y la vanidad.

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¿Cuáles eran los finales originales de los cuentos clásicos?

En la versión de Cenicienta de los Grimm, las hermanastras se mutilan los pies para que encajen en la zapatilla de cristal, y luego son castigadas cuando palomas les arrancan los ojos. En Blancanieves, la reina malvada sufre su castigo bailando con zapatos al rojo vivo hasta morir. Mientras tanto, Rapunzel termina embarazada y su príncipe queda ciego al intentar rescatarla. Y la Sirenita de Andersen, lejos de encontrar el amor, se disuelve en espuma de mar tras negarse a matar al príncipe.

¿Por qué Disney cambió estos finales?

Cuando Walt Disney adaptó estas historias para el cine, buscó transmitir esperanza y valores familiares. Los finales felices se convirtieron en parte de su sello, dejando atrás el tono oscuro de los cuentos originales. Sin embargo, conocer esas versiones nos recuerda que la magia también puede tener sombras, y que antes de las princesas y canciones, los cuentos eran advertencias sobre lo más profundo del alma humana.

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