Día del Padre: El misterio del calendario que cambia cada año

Cada junio, los calendarios se llenan de recordatorios para honrar a los papás, pero hay algo que siempre desconcierta: el Día del Padre nunca cae en la misma fecha. A diferencia del Día de la Madre en México, que se celebra el 10 de mayo sin falta, el de los padres parece jugar a las escondidas. ¿Se trata de una decisión comercial, una herencia extranjera o un simple capricho del calendario?

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La razón es simple, pero poco conocida: en México, el Día del Padre se celebra el tercer domingo de junio. Esto quiere decir que su fecha cambia año con año. A veces cae el 15, otras el 21, dependiendo de cómo se acomoden los días del mes. Este patrón dominical fue adoptado para facilitar la celebración familiar durante el fin de semana, permitiendo que más personas puedan convivir con sus padres sin el obstáculo del trabajo o la escuela.

Aunque pareciera una tradición mexicana, el origen del Día del Padre es estadounidense. Fue instaurado oficialmente en 1966 por el presidente Lyndon B. Johnson, quien lo fijó en el tercer domingo de junio. La idea cruzó fronteras y, con el tiempo, se adaptó en países como México, que adoptó el modelo sin cambiar la estructura del calendario. Así, celebramos una tradición extranjera como si fuera propia, pero con un toque local.

Aquí entra el contraste cultural. El Día de la Madre se consolidó mucho antes y con un fuerte arraigo tradicional y religioso. En cambio, el Día del Padre llegó como una celebración más flexible y moderna, lo que permitió que se adaptara a dinámicas sociales distintas. Tal vez por eso, aunque el amor por los padres es igual de grande, su festejo es más variable… y menos rígido.

Una fecha que se mueve, pero un amor que permanece firme.

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