La imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos estuvo en el olvido por muchos años. Aunque fue donada en 1545, terminó arrumbada en la sacristía de la iglesia de San Juan. Pasaron 78 años hasta que un evento milagroso cambió su historia para siempre y la salvó del rincón donde estaba.
El suceso que le dio su fama de milagrosa ocurrió en 1623. Un grupo de acróbatas, conocidos como volatineros, estaba de paso en el pueblo. Durante sus ensayos, ocurrió una tragedia: una de las niñas trapecistas cayó sobre una espada muy afilada. Los testigos aseguran que murió al instante.
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Justo en ese momento de desesperación, apareció una vecina, la señora Ana Lucía, quien tuvo una fe inmensa. Ella se acercó a los padres de la niña y les aseguró que la Cihuapilli, la Gran Señora en lengua náhuatl, podía hacer que la niña regresara a la vida.
Ana Lucía fue de inmediato a la iglesia, buscó la imagen abandonada en la sacristía y la puso sobre el pecho de la niña. Gracias a la devoción y a la fe con la que todos se encomendaron a la Virgen, la niña comenzó a moverse a los pocos segundos, ¡volviendo a vivir! Este suceso fue reconocido como el primer milagro de la Virgen.












