El espíritu de Sor Manuelita rondando en el Hospital Civil

¿Verdad, mito o leyenda? Lo que sí es que más de una persona ha reportado la aparición de Sor Manuelita, una tierna monja que cuidó a sus pacientes con amor.

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¡Vida y muerte! Es sin duda lo que se respira en los pasillos del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, una de las edificaciones con más historia en Guadalajara, sus paredes están impregnadas de dolor, tristeza, esperanza, incluso la alegría de un buen diagnóstico. Sin embargo, existe algo que aseguran sucede sin importar el horario o lugar del nosocomio, la aparición de la monja “Sor Manuelita”

Todo comienza por el año de 1968, en esas fechas era muy común observar a las religiosas ayudando en todo momento en el Hospital Civil y en otros recintos de salud de toda la ciudad, la encargada del área de enfermería era una monja que con esfuerzo, amor, disciplina y conocimiento de medicina era ascendida a ser la supervisora. Esto le ocurrió a Sor Manuela Lozano Mendoza la cual amaba ayudar a los demás, inició con lo más sencillo como todas las principiantes, pero su carisma y trato con los pacientes fue tan notorio que en tan solo dos años de su llegada fue recomendada y encargada de todo el personal de enfermeras.

Médicos retirados y los de labor social con más trayectoria y experiencia en este lugar mencionan que Sor Manuelita recorría durante todo el día y parte de la noche cada cubículo y entraba en las habitaciones, se acercaba a los más enfermos y rezaba con cada uno, les ponía su mano en la frente o bien tomaba su mano, como si Sor Manuelita ya supiera su final. Además, en su diaria supervisión, los niños le daban alegría como si una madre llegará a besar a sus hijos y con los ancianos se acercaba como una hija a sus padres con los cuales platicaba y escuchaba sus dolencias, conocimiento e historias de vida.

El ejemplo de esta monja era tal que aún las más jóvenes no entendían como era tan fuerte y dinámica aún con 24 años continuos de ayudar a los más necesitados en los hospitales, solo el doctor de confianza sabía lo que Sor Manuelita guardaba en silencio. Sin queja, como si nada ocurriera, padecía cáncer y aunque sintiera desmayarse, le pedía a Dios fuerza y voluntad para seguir su labor humanitaria.

Su salud empeoraba y el tratamiento o medicamentos no daban resultado, el mal en su organismo era avanzado y en el mes de marzo del año 1994 rodeada de doctores, enfermeras y pacientes, Sor Manuelita murió y dejó un gran dolor en todos los presentes que tanto la amaron y ella amo.

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¿Qué pasó tras la muerte de Sor Manuelita?

Sus compañeras utilizaron su método como un homenaje y al mismo tiempo compartir con cada paciente su padecimiento y tratar de dar tranquilidad a sus familiares, los días transcurrían con su ausencia y la tristeza no desaparecía en el personal del hospital solo se percibía la resignación de la falta de su madre tutora y monja superior.

Habían pasado ya algunos meses de la muerte de Sor Manuelita y en uno de los rondines una de las enfermeras de guardia escuchó una risa en el pasillo, la risa contagiosa de un hombre anciano. Antes de ingresar escuchó el intercambio de palabras sin comprender el diálogo, la joven se asomó y en una de estas camas estaba un señor de 85 años con suero y un tanque a su lado para poder respirar; estaba consciente y tras una mirada la enfermera se le acercó, checó su pulso, lo revisó y preguntó si todo estaba bien, el hombre solo afirmó con la cabeza sin decir nada. La enfermera confundida continuó su trabajo, al día siguiente en su recorrido la joven con la curiosidad del día anterior se dirigió al mismo lugar, la cama ya estaba vacía, ¡El paciente había muerto! Sin sufrimiento y de manera natural.

Lo ocurrido fue el comienzo de situaciones similares, susurros de pacientes charlando con alguien más, algunos repentinamente tenían una mejoría y eran dados de alta y otros morían con la misma posición, lo más curioso sus manos entrelazadas y un rosario. Las enfermeras doblaron turnos sin descanso con el afán de averiguar qué ocurría, dormían junto a los enfermos y los asistían con más frecuencia, fue ahí donde una paciente le preguntó a una de ellas: ¿No sabe a qué hora pasará Sor Manuelita?

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Tras dicha pregunta, la monja sorprendida respondió con nerviosismo: ¿Sor Manuela? Disculpe señora usted estará confundida actualmente no contamos con ninguna enfermera con ese nombre, podría ser la hermana Sor Juanita no Manuelita. Pero la mujer insistió, “no, ella estuvo aquí conmigo me cambió el suero, conversamos incluso rezamos me tomo la mano y reímos, me dijo: no tengas miedo yo te cuidaré siempre y mi padre celestial pronto te abrazara”.

Al escuchar esto, la enfermera corrió con la madre superior y encargada del área y le platicó lo ocurrido. La monja superior y que había estado bajo el mando de Sor Manuelita se dirigió lo más rápido que pudo con la anciana acompañada de la enfermera de guardia y otras dos monjas. Al entrar a la habitación, la mujer estaba con las manos entrelazadas y un rosario, había muerto con una leve sonrisa.

¿Verdad, mito o leyenda la aparición de esta monja en el hospital civil? Y que aún sin ninguna explicación y a la fecha se puede escuchar orar por sus enfermos y su espíritu seguirá rondando en estos antiguos pasillos.

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