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¿Por qué el tiempo parece ir más rápido cuando somos adultos? La explicación que pocos consideran

En la infancia los días parecían eternos, pero algo cambia con los años. No es imaginación ni nostalgia: el cerebro tiene mucho que ver con esta percepción.

Conforme pasan los años, una sensación se vuelve casi universal: el tiempo ya no rinde como antes. Los meses se escapan, los años se acumulan y la idea de que “todo pasa volando” se vuelve cotidiana. Aunque suele atribuirse al estrés o a la rutina, la explicación es más profunda y tiene bases científicas y psicológicas.

¿Qué tiene que ver el cerebro con la percepción del tiempo?

El cerebro no mide el tiempo como un reloj. En realidad, interpreta el paso del tiempo a partir de experiencias, estímulos y recuerdos. Durante la infancia, todo es nuevo: lugares, emociones, aprendizajes. Esa abundancia de información hace que el cerebro registre más momentos, lo que provoca que el tiempo se perciba como más largo.

En la adultez, la rutina reduce la cantidad de estímulos novedosos. Al haber menos recuerdos “marcados”, el cerebro comprime los periodos y genera la sensación de que el tiempo pasó más rápido de lo que realmente ocurrió.

¿La rutina influye en que el tiempo se sienta más corto?

Sí, y de forma directa. Cuando los días son similares entre sí, el cerebro deja de registrar detalles. Trabajo, traslados, pendientes y horarios repetidos provocan que semanas completas se mezclen en la memoria, acortando la percepción del tiempo transcurrido.

Por el contrario, cuando se vive algo distinto —un viaje, un cambio importante o una experiencia emocional intensa— el tiempo parece “alargarse”, incluso si dura pocos días.

¿Por qué de niños los veranos parecían interminables?

Además de la novedad constante, existe un factor matemático: la proporción de vida vivida. Para un niño de 10 años, un año representa el 10 % de su vida. Para un adulto de 40, solo el 2.5 %. Esa diferencia hace que cada año tenga menos peso relativo conforme envejecemos.

¿Se puede hacer que el tiempo no pase tan rápido?

Aunque el tiempo real no cambia, sí puede modificarse la percepción. Introducir nuevas actividades, aprender habilidades distintas, cambiar rutinas y vivir experiencias fuera de lo habitual ayuda al cerebro a crear más recuerdos, lo que puede hacer que los días se sientan más largos y significativos.

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