Después de un incendio forestal, la llegada de lluvias podría parecer una buena noticia en Jalisco; sin embargo, las precipitaciones en zonas afectadas por el fuego representan un riesgo para la población y el medio ambiente.
Lo anterior se debe a los cambios drásticos que el incendio produce en el terreno. Durante un siniestro, el calor extremo quema la vegetación y la materia orgánica del suelo, elementos clave que normalmente ayudan a absorber y retener el agua.
En su lugar, se forma una capa superficial hidrofóbica, que impide la infiltración del agua de lluvia, provocando que esta fluya rápidamente por la superficie.
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Lluvias que arrastran peligro ¿Qué daños pueden provocar en terreno incendiados?
Cuando llueve en terrenos forestales que resultaron incendiados en la temporada de estiaje, aumentan las inundaciones repentinas, los deslaves y los flujos de lodo o escombros, que pueden afectar caminos, viviendas y servicios básicos en zonas cercanas.
Además, al arrastrar cenizas, metales pesados y restos de vegetación quemada, el agua puede contaminar ríos y fuentes de agua potable, afectando a comunidades enteras.
Protección Civil suele emitir alertas en regiones recientemente incendiadas ante el pronóstico de lluvias, e insta a la población a mantenerse informada.
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