¡El K-Pop no es una moda pasajera! Y si creíste que esto comenzó con BTS debes seguir leyendo, pues es un sistema cultural-industrial que combina producción musical sofisticada, entrenamiento de idols, narrativa visual y hasta un fandom organizado. Aunque proyectos como la película/serie K-Pop Demon Hunters amplifican su presencia, el fenómeno tiene raíces más profundas que explican su persistencia global.

¿Qué factores sostienen la expansión del K-Pop?

Las claves son el modelo industrial, agencias que forman y promocionan artistas de manera integral; la estética y producción —coreografías, videoclips y merchandising altamente cuidados—; el fandom organizado, con movimientos de streaming, compra colectiva y activismo; la adaptación e inclusión —grupos y proyectos que incorporan diversidad y colaboraciones internacionales—; y las plataformas globales (YouTube, streaming, redes) que catapultan canciones y OSTs al mercado mundial.

Proyectos recientes que abrazan la cultura K-Pop desde dentro (no como exotismo) —como la película animada que lideró listas de streaming— muestran cómo la autenticidad y la inmersión cultural potencian el fenómeno.