Con la cercanía del Día de Muertos, los ciudadanos de Guadalajara comienzan a preparar sus hogares para recibir a sus difuntos con altares tradicionales. Las flores de cempasúchil, naturales y artificiales, guían simbólicamente a las almas, mientras que las calaveras de azúcar, con nombres escritos en glaseado, evocan ternura y nostalgia.
El papel picado, elemento indispensable en los altares, simboliza la fragilidad de la vida. También se incluyen pequeños dulces, frutitas de azúcar, catrinas y animalitos de pan, manteniendo viva la tradición. Cada altar se prepara con los gustos y recuerdos de los seres queridos, como su comida favorita o dulces que disfrutaban en vida.
Con información de: Janely Rivera
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