El café, los refrescos de cola y las bebidas energéticas son parte del consumo cotidiano de millones de personas. Sin embargo, organismos de salud internacional coinciden en que, para la mayoría de los adultos, superar los 400 miligramos diarios ya se considera un punto de riesgo. La cifra varía según el metabolismo y la sensibilidad de cada persona, pero en general es el límite a partir del cual comienzan a aparecer efectos secundarios.
¿Cómo reacciona el sistema nervioso ante un consumo elevado?
La cafeína actúa como un estimulante que bloquea sustancias relacionadas con la sensación de cansancio. Cuando la cantidad ingerida es demasiado alta, el sistema nervioso se mantiene en un estado de alerta constante, provocando inquietud, dificultad para concentrarse e incluso episodios de ansiedad. En casos más severos, el exceso puede derivar en temblores y alteraciones en el ritmo del sueño.
¿Puede la cafeína afectar el corazón si se rebasa el límite diario?
Entre los efectos más comunes del consumo elevado se encuentran el aumento de la frecuencia cardiaca y cambios en la presión arterial. Aunque estos episodios suelen ser temporales, quienes padecen hipertensión o problemas cardiacos pueden experimentar palpitaciones o arritmias.
Por ello, especialistas recomiendan moderar la ingesta si existe un antecedente médico relacionado con el sistema cardiovascular.
¿Qué síntomas físicos advierten sobre un consumo excesivo?
El cuerpo suele emitir señales claras cuando se cruza el umbral tolerable. Algunas de las más frecuentes son dolor de cabeza, malestar estomacal, irritabilidad y una sensación de cansancio repentino una vez que pasa el efecto estimulante. En situaciones extremas, sobre todo al mezclar café con bebidas energéticas, pueden presentarse náuseas, sudoración excesiva y deshidratación.
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