Cuando se padece presión arterial alta, la hidratación juega un papel clave en el cuidado de la salud cardiovascular. Especialistas en nutrición y salud coinciden en que priorizar el consumo de agua y bebidas naturales puede contribuir a relajar los vasos sanguíneos y a mantener niveles de tensión más estables, siempre como complemento del tratamiento médico indicado.
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El agua es fundamental para el equilibrio del organismo, ya que ayuda a eliminar toxinas y a regular la relación entre sodio y potasio, dos minerales estrechamente ligados al control de la presión. Además, algunos jugos naturales, consumidos con moderación y sin azúcar añadida, pueden aportar antioxidantes y compuestos que favorecen la circulación sanguínea.
Entre los más recomendados se encuentran el jugo de remolacha o betabel, rico en nitratos que el cuerpo transforma en óxido nítrico, una sustancia que ayuda a relajar las arterias; los jugos de arándanos y granada, conocidos por su alto contenido de antioxidantes y polifenoles que mejoran el flujo sanguíneo; así como el de sandía, que contiene compuestos asociados a la dilatación de los vasos sanguíneos.
Las infusiones sin azúcar, como el té verde y el té de hibisco, también suelen incluirse en las recomendaciones debido a sus propiedades vasodilatadoras y antioxidantes. Asimismo, la leche baja en grasa puede formar parte de la dieta, ya que aporta potasio, calcio y magnesio, minerales importantes para la regulación de la presión arterial. Otra opción es el agua infusionada con frutas o hierbas, como limón, pepino o menta, que mejora el sabor sin añadir azúcares.
Por el contrario, los especialistas sugieren limitar o evitar el consumo de alcohol, bebidas azucaradas, energéticas y aquellas con alto contenido de sodio, ya que pueden elevar la presión arterial, interferir con los medicamentos y aumentar el riesgo cardiovascular.
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Finalmente, es importante recordar que la cantidad y el tipo de líquidos deben adaptarse a cada persona, especialmente si existen problemas renales u otras condiciones de salud. Por ello, se recomienda consultar siempre con un médico o profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en la dieta.