Cuando Sofía tenía 25 años, recién había conseguido su primer trabajo formal. Con emoción compró ropa nueva, se mudó sola y se prometió ahorrar “cuando ganara más”. Pasaron los años y, entre mudanzas, cursos y emergencias, el ahorro para el retiro siempre quedó al final de la lista. Hoy, a sus 45, empieza a preguntarse por qué no empezó antes. Esta historia no es única: miles de personas postergan lo más importante por lo más urgente. Entonces…
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¿Cuál es el momento ideal para comenzar un fondo de retiro?
El mejor momento para empezar fue ayer. Pero si no fue así, el segundo mejor es hoy. Comenzar cuanto antes permite que el dinero trabaje por ti gracias al interés compuesto. No se trata de tener mucho, sino de empezar con lo que se pueda: $100 o $500 al mes pueden convertirse en una base sólida con el paso de los años.
¿Y si tengo deudas o pocos ingresos?
Ese es el argumento más común para posponerlo. Pero lo cierto es que nunca habrá un momento “perfecto”. Siempre habrá gastos, imprevistos o metas inmediatas. Por eso, incluir el ahorro para el retiro dentro del presupuesto, como un gasto fijo, es una estrategia realista y efectiva. No se ahorra con lo que sobra, se ahorra desde el principio.
¿Qué pasa si ya voy tarde?
Nunca es tarde para empezar. Tal vez ya no tengas 25 años, pero hoy tienes más conciencia y compromiso. Hay opciones de inversión diseñadas para comenzar más tarde con mayores aportaciones o estrategias más agresivas. Lo importante es no quedarte inmóvil: el peor fondo de retiro es el que nunca abriste.
No dejes que el “después” se convierta en “demasiado tarde”. El retiro no es una meta lejana, es una realidad futura que construyes desde hoy.
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