En pleno siglo XXI, con toda nuestra tecnología, inundaciones y mal drenaje siguen siendo problemas comunes en muchas ciudades. Pero hace siglos, Nezahualcóyotl, gobernante de Texcoco, ideó una red hidráulica tan avanzada y eficaz, que no solo controló el temporal de lluvia, sino que también mejoró el abastecimiento de agua en el Valle de México. Esta historia no comienza en un laboratorio moderno, sino entre códices, chinampas y poesía.
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¿Cómo fue que un poeta terminó diseñando acueductos?
Nezahualcóyotl no era un gobernante común. Además de poeta y filósofo, fue ingeniero autodidacta, y entendió que el agua era poder, vida… y también amenaza. En el siglo XV, dirigió la construcción del Albarradón de Nezahualcóyotl, un enorme dique que separaba las aguas saladas del lago de Texcoco de las aguas dulces del lago de Xochimilco y Chalco, lo que evitaba inundaciones y aseguraba agua potable para su pueblo.
¿Qué tan avanzada era su tecnología?
Tan avanzada que aún hoy hay vestigios visibles de sus obras. No solo el albarradón, sino también acueductos, canales, represas y sistemas de filtración. Todo esto sin maquinaria moderna, usando solo observación astronómica, nivelación con cuerdas y un profundo conocimiento del terreno. Todo estaba calculado con precisión casi matemática.
¿Qué nos dice esto sobre nuestra gestión actual del agua?
Que quizá la respuesta no está solo en lo nuevo, sino también en aprender del pasado. Mientras hoy vemos calles convertidas en ríos tras cada tormenta, Nezahualcóyotl ya entendía que el agua se respeta y se encausa, no se ignora. ¿Y si el futuro está en las raíces del pasado?
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