El ritual secreto de los perros: ¿Por qué giran y rascan su cama antes de dormir?
¿Tu perro da vueltas como bailando y rasca su cama con insistencia antes de dormir? No es simple manía: hay historia, instinto y herencia detrás de ese curioso comportamiento.
Antes de entregarse al mundo de los sueños, muchos perros realizan un ritual que parece coreografiado: giran sobre sí mismos una, dos, hasta tres veces, luego rascan su cama con sus patas delanteras, acomodan su cuerpo, suspiran... y por fin se echan a dormir. Para los humanos, podría parecer solo una costumbre tierna o incluso una manía sin sentido, pero este comportamiento está profundamente arraigado en la naturaleza salvaje de sus ancestros. Lo que hoy hacen sobre una cama mullida o un cojín cómodo, en otro tiempo se hacía sobre pasto, hojas o tierra, como parte de un instinto que perdura generación tras generación.
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¿Qué instinto despierta este comportamiento?
Este hábito proviene del lobo salvaje, antepasado directo del perro doméstico. En la naturaleza, los lobos daban vueltas para aplanar la hierba o mover piedras y así hacer una cama más cómoda y segura. También giraban para orientarse respecto al viento y posibles depredadores. Nuestros perros, aunque domésticos, aún conservan ese impulso instintivo.
¿Por qué rascan su cama como si buscaran algo?
Rascar no es solo parte del acomodo. Los perros tienen glándulas odoríferas en sus patas que liberan feromonas al contacto. Así, al rascar su cama, “marcan” su territorio como diciendo: “Este es mi espacio”. Es un comportamiento ligado tanto al instinto de protección como al sentido de pertenencia.
¿Puede ser señal de incomodidad o ansiedad?
Aunque es normal, en algunos casos podría reflejar estrés o incomodidad física. Si el comportamiento es exagerado o compulsivo, puede ser señal de ansiedad o de que algo no está bien con su lugar de descanso. Observar los detalles siempre ayuda a entender mejor su lenguaje silencioso.
En resumen, lo que parece un simple ritual nocturno es una ventana a su pasado salvaje. Entenderlo nos conecta más con su mundo y nos recuerda que, aunque vivan en nuestros hogares, los perros aún llevan dentro el alma del lobo.
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