¿Tu hijo es tímido o solo necesita su espacio? Descubre cómo ayudarlo sin presionarlo
No todos los niños callados necesitan “salir de su caparazón”. Algunos solo necesitan comprensión, tiempo… y menos presión. Aquí te contamos lo que sí funciona (y lo que no) cuando tu hijo es más reservado de lo normal.
Hace unos años, Laura llevó a su hijo Emiliano a una fiesta infantil. Mientras los demás niños corrían, gritaban y jugaban con globos, Emiliano se mantenía pegado a su madre, en silencio, observando. Algunos adultos lo miraban con lástima y otros con juicio: “¡Déjalo que se suelte, pobrecito!”. Laura sintió esa punzada de culpa que muchos padres conocen: ¿estará bien mi hijo? ¿Será normal tanta timidez? Desde ese día, empezó a investigar cómo ayudarlo, sin forzarlo a ser quien no era. Y descubrió que la timidez no es un defecto, sino un rasgo de personalidad que, si se acompaña con respeto y paciencia, puede convertirse en una fortaleza.
Te podría interesar: ¿Favoritismo? Estudio afirma que sí existe el hijo favorito
¿Tu hijo es tímido o solo necesita más tiempo?
La diferencia entre timidez y una personalidad tranquila puede ser sutil. Algunos niños simplemente necesitan más tiempo para adaptarse a nuevos entornos. No obligues a tu hijo a interactuar de inmediato ni lo empujes a hablar si no quiere. Observa si su incomodidad es constante o solo en ciertas situaciones. Si en casa habla y se muestra afectuoso, pero en público se retrae, probablemente solo necesita sentirse seguro antes de expresarse.
¿Qué sí puedes hacer para ayudarlo?
Lo más importante es validar sus emociones. Frases como “Te entiendo, a veces yo también me siento así” ayudan más que decir “No seas tímido”. También puedes prepararlo antes de eventos sociales, explicándole qué esperar y quién estará allí. Dale pequeños retos sociales que pueda manejar, como saludar a un vecino o pedir algo en una tienda.
¿Qué deberías evitar a toda costa?
Evita etiquetarlo constantemente como “tímido” frente a otros. Esa palabra puede volverse una profecía autocumplida. Tampoco lo compares con niños más extrovertidos ni te burles de sus silencios. Lo peor que puedes hacer es presionarlo para que “se suelte”. En vez de eso, acompáñalo, respeta su ritmo y celebra sus pequeños logros. La seguridad no nace de la presión, sino del acompañamiento amoroso.
Te podría interesar: Descifrando el secreto: Cómo criar hijos felices según los expertos
Los actos de violencia son un reflejo de la descomposición del tejido social