Entre el sueño y la vigilia, algo nos sacude por dentro. Te ha pasado: cierras los ojos y de pronto te ves corriendo por una calle que nunca has pisado, hablando con personas que no conoces… pero que juras haber amado. Al despertar, todo se siente tan real que cuesta trabajo aceptarlo como una simple ilusión. ¿Qué es eso que nos hace vivir los sueños como si fueran recuerdos? No es magia. Es la manera en la que nuestro cerebro juega con la realidad y la emoción.
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¿Por qué los sueños se sienten tan reales?
Los neurocientíficos explican que durante la fase REM del sueño, el cerebro activa las mismas áreas responsables de nuestras emociones, percepciones visuales y reacciones físicas. El cuerpo está quieto, pero la mente está completamente despierta dentro del sueño. Por eso puedes sentir dolor, amor, miedo o dicha… aunque no esté pasando “de verdad”.
¿Y si los sueños son recuerdos de otra vida?
Aquí entra la parte más misteriosa. Algunas culturas y corrientes espirituales creen que ciertos sueños son visitas a otras dimensiones, o retazos de vidas pasadas. La intensidad con la que se viven no sería casualidad, sino una forma del alma de recordarnos algo importante. ¿Has sentido que un sueño te cambia por dentro?
¿Qué hacer cuando un sueño no se olvida?
Cuando un sueño se queda contigo días, semanas o incluso años, puede ser una señal. Algunos terapeutas sugieren escribirlo, analizarlo, hasta dialogar con él. Porque quizá ese sueño no fue solo un paseo nocturno… tal vez fue una verdad disfrazada de fantasía.
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