La devoción al Señor de la Misericordia, santo patrono de Tepatitlán, se remonta a más de 180 años y está ligada a un milagro que cambió la vida de los habitantes de esta región de Jalisco. Según la tradición oral, la historia comenzó el 6 de septiembre de 1839, cuando Pedro Medina, un campesino del rancho El Durazno, observó un resplandor en la barranca de Las Varas, en las faldas del Cerro Gordo. Al acercarse, descubrió que la luz provenía de un encino cuya forma recordaba un crucifijo.
Pedro llevó el árbol a su hogar, donde dos escultores trabajaron durante un mes hasta dar forma a la efigie que hoy conocemos como el Cristo milagroso de Tepatitlán. Con el apoyo de Pantaleón Leal y la comunidad, se construyó un santuario entre 1842 y 1852.
El 29 de abril de 1852, la escultura fue sacada en procesión, iniciando una tradición que se mantiene hasta hoy, con la excepción del periodo de la Guerra Cristera. El 30 de abril de 1852 se consagró oficialmente el santuario, dando origen a la festividad anual que atrae a miles de fieles, muchos de los cuales dejan exvotos en agradecimiento por los milagros recibidos.
Con el paso de los años, la fiesta religiosa de abril y la fiesta cívica de septiembre se unificaron en 1971, dando origen a la feria de Tepatitlán, que combina la tradición religiosa con actividades culturales, deportivas y populares. Entre los eventos destacan:
- Religiosos: procesión del cristo, novenario, peregrinaciones y castillos.
- Culturales: simposios de escultura, jornadas martinianas, obras de teatro, exposiciones y música.
- Deportivos: torneos de futbol, carreras pedestres, artes marciales y exhibiciones de vehículos.
- Populares: certamen de belleza, bailes masivos, palenque y exposición ganadera.
La feria del Señor de la Misericordia se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad y visitantes de todo Jalisco, ofreciendo un equilibrio único entre fe, cultura y entretenimiento.
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