¿Cómo se clasifican los ciclones tropicales? Así se mide su fuerza antes de que se conviertan en huracán

De depresión tropical a huracán categoría 5, así es como se miden los ciclones que llegan cada temporada a las costas mexicanas

Clima
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Antes de que un huracán se forme y su nombre empiece a sonar en los noticieros, primero pasa por otras fases. Lo que comienza como una simple depresión tropical, puede terminar convertido en una tormenta con nombre propio, viento feroz y lluvia incesante.

¿Y cómo saber cuándo un ciclón se vuelve realmente peligroso? Para eso existe una escala que lo clasifica paso a paso, desde que nace hasta que alcanza su fuerza máxima.

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¿Qué es una depresión tropical y qué la diferencia de una tormenta?

Primero está la depresión tropical, la forma más básica de un ciclón. Tiene vientos suaves, menores a 63 km/h, y aunque no suele causar estragos importantes, ya hay una circulación bien definida.

Luego viene la tormenta tropical, cuando el viento acelera entre los 63 y 118 km/h. Aquí ya hay lluvias fuertes, algunas afectaciones en zonas costeras y comienza el monitoreo más serio.

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¿Cuáles son las distintas categorías de un huracán?

A partir de los 119 km/h, el ciclón entra en terreno de huracán y aquí es cuando aplica la famosa Escala Saffir-Simpson, que lo divide en cinco categorías:

  • Categoría 1: viento de hasta 153 km/h. Puede tirar árboles pequeños o dañar techos frágiles.
  • Categoría 2: hasta 177 km/h. Más árboles caídos y daños moderados en estructuras.
  • Categoría 3: hasta 208 km/h. Ya se habla de afectaciones graves, como casas dañadas e inundaciones costeras.
  • Categoría 4: hasta 251 km/h. Techos que vuelan, muros que se colapsan y calles convertidas en ríos.
  • Categoría 5: más de 252 km/h. Es la categoría más destructiva: puede arrasar con todo lo que tenga enfrente.

Aunque esta escala se basa en la velocidad del viento, lo cierto es que no todo queda ahí. Las lluvias intensas, las marejadas ciclónicas y los deslaves no se miden en esta clasificación, aunque muchas veces son los que más daño causan.

Por eso, aunque no se escuche la palabra “huracán”, un sistema con mucha lluvia puede ser igual de peligroso. Así que si vives cerca de la costa o en una zona vulnerable, lo mejor es no bajar la guardia… aunque el ciclón aún no tenga nombre.

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