Aunque no los veas, los microplásticos están presentes en actividades tan comunes como beber agua, cocinar o incluso respirar. Estas diminutas partículas se han convertido en una de las principales preocupaciones ambientales de los últimos años, no solo por su impacto en la naturaleza, sino por su cercanía cada vez mayor con la vida humana.
¿Qué son los microplásticos y por qué preocupan a los científicos?
Los microplásticos son fragmentos de plástico extremadamente pequeños, generalmente menores a cinco milímetros. Se originan tanto de manera intencional —como en productos industriales o cosméticos— como por la degradación de objetos plásticos más grandes que se fragmentan con el tiempo.
La preocupación radica en su persistencia: no se descomponen fácilmente y pueden permanecer durante décadas en el ambiente, acumulándose en agua, suelo y aire.
¿Cómo llegan los microplásticos al agua que consumes?
Uno de los principales caminos es a través de residuos plásticos que terminan en ríos y mares. Con el paso del tiempo, el sol, el oleaje y otros factores rompen estos materiales en partículas microscópicas que pueden infiltrarse en fuentes de agua potable.
Estudios recientes han detectado microplásticos tanto en agua embotellada como en agua de la llave, lo que ha encendido alertas sobre la exposición constante de las personas.
¿Qué objetos de uso diario liberan microplásticos?
Ropa sintética, envases de plástico, utensilios de cocina, esponjas y hasta neumáticos son fuentes comunes. Cada lavado de prendas como el poliéster libera miles de fibras microscópicas que terminan en sistemas de drenaje y, eventualmente, en el medio ambiente.
Incluso acciones tan simples como abrir una botella o calentar comida en recipientes plásticos pueden generar pequeñas partículas invisibles.
¿Los microplásticos pueden afectar la salud humana?
Aunque la investigación sigue en desarrollo, algunos estudios han encontrado microplásticos en tejidos humanos. La inquietud principal es que estas partículas pueden actuar como portadoras de sustancias químicas o contaminantes, lo que podría representar riesgos a largo plazo.
Por ahora, la comunidad científica continúa analizando su impacto real, mientras organismos internacionales llaman a reducir la exposición y el uso de plásticos innecesarios.
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