La Romería de la Llevada de la Virgen de Zapopan, como patrimonio de la humanidad y una de las tradiciones católicas más importantes de Jalisco, funge como marco para la conmemoración de uno de los portadores de esta celebración: el danzante.
El danzante como portador
Y es que el danzante junto con la Guardia de Honor de la Generala, se destaca como uno de los portadores principales de esta tradición católica, así pues, ellos se vuelven pilar de la Romería en este ciclo ritual.
Por lo tanto, no es de extrañarse, que desde hace más de 90 años el día posterior a la Romería, (el 13 de octubre), se lleva a cabo el Día del Danzante, una celebración en la que el andador 20 de Noviembre en la plaza principal del municipio de Zapopan, los peregrinos y los portadores son testigos de impresionantes danzas que son practicadas durante ocho meses previos a este día, en la que se presentan danzas de la conquista, concheros, lanceros, aztecas, sonajeros y matachines, que sirven como purificación y agradecimiento a “La Zapopanita”.
Los danzantes provenientes de Estado de México, Ciudad de México, Michoacán, Querétaro, Zacatecas y Colima, son los visitantes regulares de La Pacificadora, no obstante, también se encuentran entre ellos locales y de otros estados.
Un encuentro de fervor
Las vestimentas son parte también del folklore del evento, pues algunos danzantes, como los sonajeros llevan pequeños cilindros de madera que emiten sonido al chocar; los aztecas portan cascabeles en sus tobillos, así como maxtlatl, el pectoral y el tilmatli; los matachines usan camisa y medias rojas, huaraches de tres correas y un penacho del que cuelgan plumas. Todo acompañado con el sonido de tambores, conchas, cuernos y diversos instrumentos e incienso que bañan el ambiente en fervor y tradición.
Rosarios, danzas y bandas fueron los acompañantes de la Generala