Día Internacional del Peluquero: del peinado al estatus social, ¿Qué decían de ellos en los siglos XVIII XIX?

¿Sabías que tu peinado delataba tu posición social? Hoy en el Día Internacional del Peluquero hagamos un viaje fascinante por el estilo y el poder.

Arte y cultura
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Cada 23 de agosto celebramos el Día Internacional del Peluquero, una fecha para reconocer cómo un arte tan cotidiano como el peinado ha marcado la historia… y tu estatus social. En culturas antiguas y modernas, desde Grecia y Roma hasta la Europa del siglo XVIII, un peinado podía decir más de ti que tu vestimenta.

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¿El peinado realmente definía tu estatus en la antigüedad?

En Grecia y Roma antiguas, el cabello era un símbolo poderoso. En Grecia, los hombres libres mostraban su independencia con cabello corto, mientras los esclavos era común que lo raparan completamente. Las mujeres, por su parte, lucían melena larga o estilos elaborados como el chignon, un recogido sostenido por horquillas de oro o marfil.

En Roma, mantener peinados complejos no era cosa de todos: las mujeres de la élite contrataban a esclavas peinadoras (las ornatrices) para crear diseños con rizos, ondas y adornos de joyería -todo reflejo directo de riqueza y jerarquía.

¿Y en Inglaterra y Europa de los siglos XVIII y XIX?

Muchos siglos después, en la Europa del siglo XVIII, los peinados llegaron a niveles de extravagancia inimaginables. Las cortes utilizaban pelucas exageradamente ornamentadas, con volúmenes que alcanzaban varios pies de altura. Eran estructuras que solo se justificaban por el poder económico y la disponibilidad de sirvientes que los crearan y mantuvieran.

Este simbolismo se trasladaba al estilo de vida: cuanto más intrincado el peinado, mayor el estatus social. A finales del siglo XVIII, incluso surgió el Titus cut, un corte sencillo que abrazaba los ideales revolucionarios de simplicidad, rechazando toda ostentación aristocrática.

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