Imagina esto: estás en paz, sanando después de una ruptura, cuando de pronto te llega un mensaje inesperado. No es un “te extraño”, ni un intento claro de reconciliación. Es tu ex contándote que consiguió un nuevo empleo, que se siente confundido, o que solo quería mostrarte cómo ha cambiado. No busca volver contigo, pero tampoco desaparecer. Eso es floodlighting: un comportamiento en el que alguien ilumina partes de su vida frente a ti solo para obtener validación emocional, sin intención real de retomar la relación.
Esta tendencia, cada vez más común entre la Generación Z, ocurre en un mundo donde las redes sociales y la hiperconectividad facilitan que las personas mantengan vínculos ambiguos, sin comprometerse. El problema es que el floodlighting no es una forma sana de conexión, sino una estrategia emocional para evitar el vacío personal, a costa de otros.
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¿Por qué se ha vuelto tan común entre la Generación Z?
Las redes permiten vínculos superficiales y difusos. Un simple emoji, una historia vista, un mensaje a medianoche: todo puede activar este ciclo. La Gen Z, en su búsqueda constante de conexión, puede caer en estas dinámicas sin notarlo. El miedo a estar solos alimenta el floodlighting.
¿Cómo identificar si estás siendo víctima de floodlighting?
Si alguien aparece solo cuando quiere ser escuchado, pero desaparece cuando tú lo necesitas, es probable que te estén usando como espejo emocional. El patrón es sutil, pero profundamente desgastante.
¿Qué hacer si tú o alguien cercano lo practica?
La clave está en poner límites claros. No eres una lámpara que deben encender solo cuando el otro se siente perdido. Tu paz emocional merece respeto. Reconocer el floodlighting es el primer paso para liberarte de vínculos que no iluminan, solo encandilan.
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