“¿Por qué me dijiste eso, mamá?”: Las frases que dejan cicatrices invisibles en los hijos

A veces, las palabras más hirientes no se gritan… se susurran en la infancia. Descubre qué frases pueden marcar a tus hijos para siempre, según la psicología.

Tendencia y Viral
Compartir
  •   Copiar enlace

Hay frases que se clavan como agujas en el alma de un niño. Aunque muchos padres las dicen sin mala intención —quizá en un momento de estrés o frustración—, sus efectos pueden durar años. La psicología infantil ha demostrado que ciertos comentarios aparentemente inofensivos pueden sembrar inseguridades, culpa o miedo en los más pequeños. Lo peor es que muchos de nosotros las escuchamos de niños… y hoy, sin darnos cuenta, podríamos repetirlas.

Te podría interesar: “Hijo, te amo”: Madre envía mensajes por WhatsApp a su hijo fallecido

¿“Eres un inútil” puede convertirse en una profecía?

Sí. Decirle a un hijo “Eres un inútil” o “Nunca haces nada bien” mina directamente su autoestima. No solo afecta su percepción de sí mismo, sino que puede fomentar una voz interna crítica que lo acompañará toda la vida. La psicología le llama profecía autocumplida: cuando alguien cree que no es capaz, actúa como si no lo fuera, y termina fallando.

¿Qué pasa cuando les dices “Me vas a volver loco”?

Frases como “¡Me tienes harta!” o “¡Me vas a volver loco!” cargan al niño con emociones adultas que no sabe manejar. Sin saberlo, el menor comienza a pensar que él es la causa del sufrimiento de sus padres, generando culpa y ansiedad desde muy pequeño. Según expertos, esta dinámica puede generar adultos que se sienten responsables del malestar ajeno.

¿Y si les decimos “Deberías ser como tu hermano”?

Compararlos con otros, especialmente con hermanos, genera celos, resentimiento y una profunda sensación de inferioridad. Decir “Deberías ser como tu hermano” no inspira; hiere. El niño entiende que, tal como es, no es suficiente. Y eso duele más de lo que los adultos imaginan.

¿“No llores” invalida sus emociones?

Cuando le decimos “No llores”, en realidad estamos diciendo: no sientas. Esta frase enseña al niño a reprimir sus emociones en lugar de procesarlas. Según la psicología emocional, negar el llanto es negar una parte esencial de su humanidad, lo que puede tener repercusiones en su inteligencia emocional y en su salud mental futura.

Las palabras dejan huella. Y en la infancia, pueden convertirse en la voz interior que los acompaña toda la vida. Si queremos criar adultos sanos y seguros, empecemos por hablarles con empatía, respeto… y mucho amor.

Te podría interesar: ¿Favoritismo? Estudio afirma que sí existe el hijo favorito

José Eduardo Derbez encantado con el reencuentro de sus padres

[VIDEO] José Eduardo Derbez se encuentra encantado con el reencuentro de sus padres Victoria Ruffo y Eugenio Derbez por el nacimiento de su primer hijo.

Contenido relacionado
×