El bebé ha nacido. Todos celebran. Las flores llegan, los mensajes se acumulan, pero cuando la habitación se queda en silencio y la puerta se cierra, la mujer que acaba de dar a luz ya no es la misma. Su cuerpo ha cambiado, sus emociones también. El mundo gira más rápido de lo que puede procesar. Mientras todos miran al nuevo ser, a ella la vida le acaba de arrancar la piel, y ahora debe aprender a vivir con una nueva.
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¿Qué es realmente la depresión post parto?
No es “tristeza por las hormonas”. Es un abismo que muchas madres enfrentan en silencio. Llorar sin razón, sentir miedo, enojo, culpa… y todo al mismo tiempo. Muchas lo callan porque creen que “no deberían sentirse así si tienen un bebé sano”. Pero la depresión post parto es real y necesita ser nombrada, reconocida y atendida sin juicio.
¿Dónde quedaron mis otros roles?
Antes del parto eras hija, pareja, amiga, profesionista. Ahora, parece que solo eres “mamá”. El peso de la maternidad a veces borra los demás aspectos de la identidad femenina. ¿Y si quiero seguir trabajando? ¿Y si no quiero hacerlo? La maternidad es muchas cosas, pero no debería ser una renuncia total a ti misma.
¿Por qué nadie habla de la carga mental?
No solo es cansancio físico, es la carga mental de recordar vacunas, pañales, tomas, horarios, citas. Papá también lo vive, pero socialmente se espera que la mujer lo lleve casi todo. Además, la leche viene de su sangre, su descanso es relativo, su cuerpo sigue sangrando mientras ya debe “funcionar”. Y mientras, sonríe para la foto.
La maternidad no es solo amor incondicional. Es también desgaste, renacimiento, aprendizaje y lucha. Y cada historia merece ser contada con verdad, sin filtros.
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