¿Te encanta el olor a libro nuevo? La ciencia te dice por qué

Ese olor que a muchos nos transporta a la infancia, a la escuela o a una biblioteca silenciosa, tiene una explicación química. Te contamos por qué los libros nuevos huelen tan especial

Arte y cultura
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Todos lo hemos sentido alguna vez. Abrir un libro nuevo es como abrir una ventana al pasado: a los primeros días de clases, al estante de la biblioteca de la primaria, al silencio de una librería. Pero ese olor a libro nuevo que nos envuelve no es magia, sino una combinación precisa de compuestos químicos que se desprenden del papel recién impreso.

Y aunque no todos los libros huelen igual, la mayoría comparten una esencia particular, casi adictiva, que ha enamorado a generaciones enteras de lectores.

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¿Qué es lo que realmente olemos?

De acuerdo con el Museo de las Ciencias de la UNAM, este aroma proviene de tres factores principales: las sustancias con las que fue tratado el papel, la tinta con la que se imprimió y el adhesivo utilizado en el encuadernado.

Entre los compuestos más comunes están el hidróxido de sodio, peróxido de hidrógeno, así como aditivos como el dímero de alquil-ceteno y el etil-vinil-acetato, que ayudan a que el papel sea más resistente al agua. Todo esto, combinado con las tintas de impresión y los pegamentos, genera esa fragancia única.

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¿Por qué los libros tienen un olor diferente?

No todos los libros nuevos huelen igual. La variedad de papeles, tintas y adhesivos pueden generar diferencias sutiles o notorias. Algunos tienen notas dulces, otros un toque más ácido, pero todos conservan ese encanto nostálgico que se instala en la memoria.

Ese olor, más que una reacción química, es un vínculo con lo que somos. Porque, aunque vivamos en la era digital, un libro sigue oliendo a conocimiento, a refugio y a descubrimiento. Así que la próxima vez que abras uno, respira hondo: estás oliendo historia.

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