Aunque ha habido casos insólitos en todos lados, lo cierto es que uno no creería que con todos los métodos de autentificación de una persona: biométricos con iris, el rostro, las huellas dactilares de los diez dedos de las manos y hasta la voz, una institución no reconozca a un usuario, sin embargo, pasa.
Como anécdota difícil de creer, es lo que vivió una familia cuando los nietos de una mujer de casi noventa años tuvieron que llevarla a bordo de una ambulancia con todo y oxígeno para que pudiera hacer un trámite en una institución bancaria.
¿Por qué tuvo que ir en ambulancia una viejita al banco?
El pasado viernes 11 de noviembre se supo que una mujer de 89 años de edad de nombre Dolores Gómez Reyna, llegó a una importante institución bancaria a bordo de una ambulancia de la Cruz Roja acompañada de camilleros y paramédicos de la misma instancia.
La mujer octagenaria llegó incluso usando suero y oxígeno, sin poder bajar si quiera de la camilla para moverse por cuenta propia de lo deteriorado de su salud… Pese a todo ello, tuvo que ir personalmente al banco a hacer el trámite.
Según contó su nieta, Yulisa Plata, la mujer tenía mucho tiempo con una salud deteriorada y dependiendo para subsistir sólo de su pensión para pagar medicamentos y atención, desgraciadamente su tarjeta caducó y se encontró con la circunstancia de que ni con un poder notariado, nadie podía hacer el trámite de renovación en su lugar.
Ver, para creer...
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) November 11, 2022
Doña Dolores tuvo que llegar en camilla a una sucursal bancaria en Reynosa, #Tamaulipas para renovar su tarjeta y poder cobrar su #pensión.
Familiares piden a legisladores revisar el tema.@_NinaAndrade nos cuenta en @PrimeraLineaAM pic.twitter.com/syKEODPEu3
“En una ambulancia, conectada a lo mejor con oxígeno, en la vena que trae un suero, solamente para que ella pueda cobrar una pensión que no se le ha podido dar”, añadió Yulisa, acompañada de su mamá y un abogado quienes hicieron fila afuera del banco a un lado de su abuela en la camilla del hospital bajo los rayos del sol.
“Con ese dinero mi abuela se mantiene en el sentido de qué hay que pagar la enfermera que la cuide, hay que pagar pañales, hay que pagar sabanitas, sus medicinas, todo ese asunto”, relató la nieta a Fuerza Informativa Azteca, mientras que señalaban que esperaron más de media hora para poder resolver el trámite.
Al respecto, la institución bancaria ya ha dicho que este incidente en Reynosa, Tamaulipas, no volvería a suceder y verificarían mejor sus filtros, pese a ello, el calvario de Doña Dolores sucedió.
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