El romance entre Christian Nodal y Ángela Aguilar podría sonar como el guion perfecto para una balada ranchera. Dos jóvenes que se reencuentran después de años y deciden apostar por el amor. Sin embargo, en la cultura pop mexicana no se ha percibido como una gran historia romántica, sino como un escándalo lleno de ironía y memes.

La clave está en la manera en que los arquetipos literarios nos hacen leer esta historia.

¿Por qué Nodal no se lee como héroe en esta historia?

En los cuentos y mitos universales, el héroe suele representar la nobleza, la lealtad y la lucha por un objetivo puro. Pero en esta narrativa, Nodal aparece más como un traidor: abandona a Cazzu y a su hija para iniciar una nueva relación. Bajo este filtro, el público no lo percibe como un protagonista aspiracional, sino como un personaje que rompe con la expectativa del amor romántico.

¿Qué papel juega Ángela Aguilar en el imaginario popular?

Ángela tampoco encarna a la “princesa idealizada”. En la lectura colectiva se transforma en antagonista, una figura que obstaculiza más que embellece el relato. El resultado: en lugar de que el público los vea como “los enamorados destinados”, se construye la idea de que forman parte de una sátira, más cercanos a un meme que a Romeo y Julieta.

¿Por qué la gente percibe la historia de Ángela Aguilar y Christian Nodal como falsa y no como romance?

Según la tipología de Northrop Frye, existen cuatro modos narrativos: la comedia, el romance, la tragedia y la ironía. Nodal y Ángela, pese a cumplir con el “reencuentro esperado”, no llegan a un final feliz ni a un amor condenado por fuerzas externas. Ellos mismos construyeron el conflicto con sus decisiones, dejando la sombra de Cazzu en medio del relato.

Por eso, en la cultura mexicana su relación se vive como un chisme que entretiene pero no conmueve.