Hablar del primer altar de muertos es adentrarse en una tradición que fusiona lo prehispánico con lo religioso. Aunque hoy es común ver velas, flores y fotografías en las casas mexicanas, el origen de esta práctica se documenta por primera vez en los tiempos anteriores a la conquista, cuando las culturas mesoamericanas rendían tributo a sus difuntos con ofrendas de comida, copal y figuras de barro.

Los registros más antiguos que se han podido identificar datan del siglo XV, en el México prehispánico, particularmente en el imperio mexica, donde las ceremonias en honor a Mictecacíhuatl y Mictlantecuhtli, dioses del inframundo, incluían altares cubiertos con flores de cempasúchil, incienso y alimentos.

¿Dónde se documentó por primera vez un altar de muertos?

El primer registro formal que hace referencia a un altar de muertos se atribuye a fray Bernardino de Sahagún, cronista del siglo XVI. En su obra Historia General de las Cosas de la Nueva España, describió cómo los mexicas ofrecían tamales, pan y figuras de amaranto a los difuntos durante el mes de Miccailhuitontli, una festividad que coincidía con la actual celebración del Día de Muertos.

Sahagún documentó que los altares se montaban en honor a los muertos “chiquitos” (niños) y “grandes” (adultos), y que los elementos representaban una conexión entre la vida y la muerte. Aquellas ofrendas son consideradas el antecedente más antiguo del altar de muertos como lo conocemos hoy.

¿Cómo evolucionó el altar de muertos tras la llegada de los españoles?

Con la conquista, las prácticas indígenas se mezclaron con los rituales católicos del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Los frailes evangelizadores aprovecharon las costumbres nativas para enseñar conceptos religiosos, y así nació la fusión entre el altar indígena y la tradición cristiana.

A lo largo de los siglos, los elementos se transformaron: se añadieron cruces, veladoras, imágenes de santos y fotografías, pero se conservaron las flores, la comida y el incienso. El resultado fue una tradición única que hoy distingue a México ante el mundo.

¿Qué representa el primer altar de muertos en la actualidad?

El primer altar de muertos no solo marcó el inicio de una costumbre; dio forma a un símbolo cultural de identidad mexicana. En 2008, la UNESCO reconoció la celebración del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, confirmando la trascendencia de una práctica que nació hace más de 500 años y que sigue viva en cada hogar mexicano.

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