Un campo silencioso en la aldea de Fátima, Portugal, fue testigo de uno de los eventos más enigmáticos y reverenciados del siglo XX. Lucía, Francisco y Jacinta, tres humildes pastorcitos, afirmaron que ese 13 de mayo de 1917, mientras cuidaban ovejas, una “Señora más brillante que el sol” les habló con dulzura pero con una urgencia sagrada. Aquel encuentro no sería el único. Se repetiría seis veces, con profecías inquietantes, súplicas por oración y la promesa de un milagro que más tarde asombraría al mundo entero.
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¿Quiénes eran los niños de Fátima y qué vieron exactamente?
Lucía tenía 10 años; sus primos, Francisco y Jacinta, apenas 8 y 7. Lo que contaron no era un simple relato infantil. La Señora vestía de blanco, irradiaba luz, y les habló del sufrimiento del mundo, la guerra, el infierno y la necesidad de penitencia. Les encomendó rezar el Rosario todos los días y anunciar un mensaje urgente al mundo.
¿Qué ocurrió en la “danza del sol”?
El 13 de octubre, en la última aparición, más de 70,000 personas presenciaron un fenómeno que desafía la lógica: el sol pareció bailar, cambiar de colores y descender a la tierra. Aquel “milagro” fue documentado por creyentes y escépticos, periodistas y científicos. Desde entonces, Fátima se convirtió en un santuario internacional.
¿Por qué sigue siendo tan poderosa esta devoción?
Más de un siglo después, la Virgen de Fátima sigue movilizando multitudes, inspirando conversiones y alentando la fe. Sus tres misterios, revelados con el tiempo, hablaban de guerras, del papado y de la lucha entre el bien y el mal. Para muchos, Fátima no fue solo una aparición, sino una advertencia y un acto de amor divino hacia la humanidad.
Cada 13 de mayo, el mundo recuerda ese día en que el cielo se abrió para hablar con la tierra. ¿Estás escuchando?
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