Te ha pasado: estás en una relación y todo “debería” estar bien. No hay peleas fuertes, tienen planes a futuro y hasta se ríen juntos… pero dentro de ti, algo no encaja. No sabes bien qué es, pero esa emoción que creías amor no se siente como antes, o tal vez nunca fue lo que pensaste. Y es ahí donde aparece la confusión: ¿estás enamorado o simplemente estás ahí por inercia? No te culpes. Muchos pasamos por eso. Pero prestar atención a las señales puede ayudarte a abrir los ojos antes de seguir construyendo sobre algo que no es amor.
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¿Te falta entusiasmo cuando estás con esa persona?
Al principio todo parecía mágico, pero ahora notas que prefieres estar solo que compartir tiempo con tu pareja. Las conversaciones se sienten forzadas, y ya no hay emoción en los mensajes ni ilusión cuando planean verse. Si no sientes mariposas, ni paz, ni alegría, quizá lo que sentías no era amor, sino la emoción de una novedad que se desvaneció.
¿Te esfuerzas por justificar lo que no sientes?
Te encuentras diciéndote frases como: “Es buena persona”, “Llevamos mucho tiempo juntos”, o “Quizá soy yo el del problema”. Pero en el fondo sabes que algo falta, y no se trata de perfección, sino de conexión emocional. El amor no debería sentirse como una obligación que tienes que razonar para mantener.
¿Te imaginas tu futuro sin esa persona?
La prueba más clara: si piensas en tu futuro y no ves a esa persona a tu lado, o incluso te alivia imaginarte solo, no estás enamorado. Puede doler aceptarlo, pero reconocerlo es un acto de honestidad contigo mismo. No se trata de abandonar por miedo, sino de darte permiso de buscar un amor que sí te haga vibrar.
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