El ritmo al que envejecemos no es igual para todos. Mientras algunas personas muestran signos de edad a temprana edad, otras mantienen piel, energía y movilidad que parecen pertenecer a alguien mucho más joven. La ciencia lleva años intentando comprender este fenómeno y, aunque no existe una única explicación, sí se han identificado elementos que influyen en la velocidad del envejecimiento biológico.

¿La genética determina quién envejece más lento?

Diversos estudios han demostrado que la herencia tiene un peso significativo. Ciertas variantes genéticas influyen en la reparación celular, la producción de colágeno y la protección contra daños oxidativos. Cuando estos mecanismos funcionan de manera eficiente, el desgaste de los tejidos ocurre más lentamente, dando como resultado una apariencia más juvenil.

¿Cómo afecta el estilo de vida al envejecimiento?

Aunque la genética marca una base, el estilo de vida puede acelerar o desacelerar el proceso. La alimentación equilibrada, el sueño adecuado y la actividad física regular fortalecen las células y reducen el estrés oxidativo, uno de los principales responsables del deterioro celular. También se ha observado que quienes manejan adecuadamente el estrés tienden a mostrar menos envejecimiento prematuro.

¿La exposición ambiental puede acelerar o retrasar el envejecimiento?

La calidad del aire, la exposición al sol y el contacto con toxinas ambientales pueden afectar la estructura de la piel y acelerar el desgaste del ADN. Por el contrario, un entorno con baja contaminación, protección solar constante y hábitos de cuidado básicos contribuyen a preservar el aspecto joven por más tiempo.

¿La salud hormonal influye en la velocidad del envejecimiento?

Las hormonas regulan procesos como el metabolismo, la regeneración celular y la calidad de la piel. Cambios en la producción hormonal, especialmente a partir de la adultez, pueden modificar la velocidad con la que el cuerpo envejece. Un sistema hormonal estable suele asociarse con un deterioro más lento.

¿Existen personas “biológicamente más jóvenes”?

La ciencia ha comenzado a medir la edad biológica —que no siempre coincide con la edad cronológica— y ha detectado que algunos individuos presentan tejidos y órganos en mejor estado del esperado para su edad. Esto ocurre cuando convergen factores genéticos favorables y hábitos saludables sostenidos.

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