Si pensabas que Jessica era un nombre moderno, común entre actrices y cantantes pop, prepárate para sorprenderte. Su historia comienza en un lugar inesperado: la Biblia hebrea. Aunque no aparece exactamente como lo conocemos, su raíz está en una figura ancestral que fue transformada por la literatura y popularizada siglos después.
Te podría interesar: Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor
¿Quién fue Iskah y qué tiene que ver con Jessica?
La raíz más antigua de Jessica viene de Iskah, mencionada brevemente en el Antiguo Testamento (Génesis 11:29). Iskah era sobrina de Abraham y su nombre en hebreo significa “la que ve” o “visión”. Este nombre hebreo, Yiskāh, evolucionó cuando fue traducido al inglés en tiempos más modernos.
¿Cómo pasó de Iskah a Jessica?
La transformación ocurrió gracias a William Shakespeare, el célebre dramaturgo inglés. En su obra El mercader de Venecia, escrita en 1596, aparece por primera vez el nombre Jessica en un personaje femenino: la hija de Shylock, un prestamista judío. Shakespeare se inspiró en Iskah y adaptó su nombre al sonido inglés de la época, creando así Jessica tal como lo conocemos hoy.
¿Por qué se volvió tan popular este nombre?
Desde su aparición en el teatro, Jessica se volvió tendencia. Su musicalidad, su origen misterioso y su conexión bíblica la hicieron ideal para novelas, películas y familias en búsqueda de nombres únicos pero con profundidad histórica. A finales del siglo XX, fue uno de los nombres más usados en Estados Unidos y América Latina.
Así que, la próxima vez que conozcas a una Jessica, recuerda: su nombre no es moderno... es una mezcla de Biblia, literatura y evolución cultural.
Te podría interesar: ¡Paren todo! Tronchatoro vuelve a su papel en Matilda el Musical
¿Cómo se vive la Pascua según la Biblia católica? Reflexión, alegría y una dosis de fe muy a la mexicana